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Palabras del Embajador Wei Qiang en la Presentación del Libro La Ruta de La Seda y Panamá
Biblioteca Nacional,7 de nov. de 2018
2018-11-09 05:19

        Distinguidas señoras y señores académicos, diplomáticos, políticos, periodistas y altas autoridades gubernamentales,

        Invitadas e invitados especiales, amigas y amigos todos, todos amantes del libro:

        Antes que nada muchas gracias al Profesor Eddie Tapiero y a la Biblioteca Nacional por su amable invitación a mi persona, también un amante del libro aunque de muy poca monta, muy de lecturas ligeras, para asistir al primer evento libresco panameño del que tengo la oportunidad de disfrutar desde mi arribo a Panamá, en misión diplomática, hace ya 12 meses y medio.

        Y el libro motivo del evento resulta para mí, como diplomático chino acreditado en Panamá, de mucho peso, de mucho quilate.

        De tanto peso que, al ver en la invitación al presente acto que la presentación del libro iba a celebrarse en el Salón de Lectura Ligera de la Biblioteca Nacional, yo inmediatamente le escribí a Eddie por WhatsApp que su libro bajo ningún concepto era de lectura ligera.

        Bromas aparte, el primer valor que atribuyo al libro de Eddie, que considero que junto con muchos otros méritos le da peso extraordinario, es su perspectiva histórica.

        Como saben, en el presente se cumplen los 40 años de reforma y apertura de China, cuatro décadas que han transformado totalmente al país, para mejor, ¡qué duda cabe! y al menos parcialmente al mundo.

        Ahora bien, mientras en dicho periodo de tiempo China se ha ganado abundantes encomios por el notable éxito de desarrollo socio-económico, no han dejado de haber, especialmente en tiempos recientes, cualquier cantidad de especulaciones aprehensivas, temerosas o recelosas acerca de la intención china, de la supuesta “gran estrategia china”, diseñada, premeditada, fríamente calculada y magistralmente ejecutada, para dominar al mundo y, pecado todavía más condenable, a costa de erosionar a los poderes establecidos.

        Por más que los líderes chinos, los académicos chinos, los embajadores chinos, en chino mandarín, en inglés, hasta en español, se afanen por convencer a esas corrientes de opinión de lo contrario, de que la visión china del mundo es una de diálogo y acomodo en vez de confrontación, de compartir en vez de acaparar, ¡no hay manera! La obsesión, al parecer, sigue allí, haciéndose propagar.

        Frente a semejante situación, a mi modo de ver, no hay nada o mucho que hacer sino dejar que los hechos hablen por sí solos.

        Como reza un refrán chino: El ciruelo, todo mudo, igual ve formarse a su pie un sendero—el sendero formado por el constante pisar de los recolectores que se arriman por las ciruelas porque las saben buenas, después de probarlas.

        O, como dice otro refrán chino: que la taberna, por alejada que esté de la calle principal, con tal de poseer verdaderamente buen licor—ron añejo, se diría en Panamá—, el aroma flotará lejos, él solo, al olfato de los buenos tomadores, sin necesidad del gritar de un pregonero.

        Y hay dos tipos de hechos, los de la actualidad y los históricos. Si a aquéllos primeros, a lo mejor, los habría que dejar madurar algo más o, como dice el título de una película moderna china, dejar la bala volar un rato más, antes de adquirir esos hechos la capacidad demostrativa o de dar en la diana esa bala, los hechos históricos, en cambio, ocurridos ya en el pasado, sea remoto, sea relativamente cercano, sí que bien pueden servir de espejo para reflejar la realidad actual e incluso proporcionar ciertas pautas para entrever algo si no todo del futuro.

        Sobre esta bondad aleccionadora y orientadora de la historia, dicho sea de paso, recomendaría a todo amante del libro o de la historia, como excelente material de referencia, otro libro, del arqueólogo, sociólogo e historiador inglés, profesor Ian Morris, de la Universidad Stanford, titulado Why the West Rules—For Now, un libro que, al igual que el de Eddie Tapiero, recurre a la historia para explicar el porqué del presente y analizar el cómo del porvenir.

        Desde dicha perspectiva histórica, tanto en el caso de Eddie como en el del profesor Ian Morris, varias veces milenaria, pienso que el lector puede sacar conclusiones menos susceptibles de errar que las muchas apresuradas, sacadas al calor de las caldeadas emociones, legítimas o no, un tanto faltas de un más sereno y sedimentado raciocinio basado sobre una perspectiva suficiente que da la historia.

        Gracias a dicha perspectiva histórica que Eddie le ha infundido a su trabajo, de por sí una obra forjada no en un abrir y cerrar de los ojos sino al través de varios años de observar de cerca y desde la privilegiada posición geográfica panameña los dramáticos cambios registrados en la arena internacional y regional así como el persistente esfuerzo chino por alcanzar nuevos niveles de inserción mundial, yo me siento una vez más reafirmado en mi propia lectura de la política exterior china—alias intención china, de la cual la Iniciativa Franja y Ruta no es más que una concentrada cristalización o una nueva herramienta ejecutora.

        Sobre esta intención, que en resumen apunta a una cooperación internacional ganar-ganar, en pie de igualdad y en búsqueda de conexión, comunicación, convergencia y sinergia por encima de las diferencias, este servidor se ha aventurado a disertar someramente, imitando un poco la metodología de Eddie en cuanto a proyectar cierto trasfondo histórico, en uno de los prólogos que Eddie muy gentilmente me concediera el privilegio de escribir para este volumen suyo, deseando que ojalá pudiera ser un granito de arena o un ángulo visual más para que el lector, leyendo los tres prólogos juntos pero sobre todo leyendo concienzudamente el trabajo de Eddie, saque sus propias conclusiones.

        Finalmente, felicitaciones al Profesor Eddie Tapiero por un tremendo trabajo intelectual en beneficio de la conectividad tanto física como espiritual entre los pueblos del este y del occidente y del norte y del sur y con ello en favor de la paz mundial. Este mensaje de conexión, de comprensión y de paz, ¡qué duda cabe!, es una aspiración compartida por todos los amantes del libro, doble razón para que todos vayamos a comprar este libro de Eddie.

        Gracias.

Para sus Amigos :   
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