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Palabras del Embajador Wei Qiang en la Presentación de la II Edición del Libro La Ruta de la Seda y Panamá
Tinta Café, Librería El Hombre de la Mancha, Multiplaza, Panamá, 11 de junio de 2019
2019-06-12 22:02

       Estimado Profesor Eddie Tapiero,

       Estimado Dr. Rodolfo Sabonge,

       Damas y caballeros:

       Mucho gusto de asistir a la presentación de una nueva edición del libro La Ruta de la Seda y Panamá del profesor y gran amigo Eddie Tapiero.

       Antes que nada, felicidades, Eddie, por la nueva edición del libro. No entiendo mucho de la cuestión editorial pero asumo que una nueva edición se da cuando la anterior se ha agotado y hay más demanda. Y la demanda, en la mayoría de los casos, proviene de la calidad del libro.

       Guardo amenos recuerdos de la presentación de la primera edición de este libro, en la Sala de Lectura Ligera de la Biblioteca Nacional, a la cual el autor tuvo la gentileza de invitarme a asistir. De mi intervención entonces recuerdo que dije que a pesar del nombre de la Sala en la cual tenía lugar el acto, -Sala de Lectura Ligera-el libro que se presentaba de Eddie no tenía nada de ligero sino que, todo lo contrario, contenía mucho peso académico-investigativo; y que terminé mi intervención exhortando a que todos fuéramos a comprarlo.

       Esta segunda edición ahora me da la placentera sensación de que yo tenía razón al hacer ese comentario y exhorto.

       A parte de la calidad del libro, creo también que su buena acogida tiene mucho que ver con la actual coyuntura internacional, con este momento crucial del devenir histórico mundial, en el cual China es vista como emergente y acercándose, a una velocidad para muchos sorprendente, como algo inédito en la historia mundial moderna, al centro del escenario mundial.

       Ello, como es natural tratándose de un país del tamaño y otras peculiaridades de China, despierta sentimientos encontrados.

       Por un lado están quienes lo ven como un fenómeno positivo, como un aporte trascendental a la mejora de la gobernanza global, a la solución de muchos y muy acuciantes problemas que afligen a este nuestro planeta, problemas tales como la pobreza y el atraso en que se debaten todavía millones de seres humanos, la seguridad alimentaria, el cambio climático, la brecha tecnológica o inclusive el llamado choque de las civilizaciones; y, por el otro, están quienes lo ven como un fenómeno alarmante, de temer, de sospechar o, simple y llanamente, como una monstruosa amenaza al establecido esquema del poder, a la cual hay que detener y ojalá aplastar por cualquier medio.

       Para uno y otro grupo de observadores de China, la Iniciativa Franja y Ruta, planteada en 2013 por el Presidente chino Xi Jinping, resulta, naturalmente, dependiendo del grupo al que pertenezcan, altamente bienvenida como un bien público que apunta a una cooperación internacional ganar-ganar, en pie de igualdad y en búsqueda del desarrollo común a través del fortalecimiento de la conexión, comunicación, diálogo, convergencia y sinergia por encima de las diferencias; o profundamente sospechosa como un ambicioso juego geopolítico chino con el fin de adueñarse del mundo, reemplazando a algún poder hegemónico ya establecido o en todo caso minando seriamente sus intereses de toda índole y, para colmo, hasta en su propio feudo o patio trasero.

       Bajo semejantes circunstancias, el libro de Eddie, creo yo, no puede ser más oportuno, en la medida en que viene a ofrecer respuestas objetivas, desde una bien formada perspectiva histórica y geoeconómica, a muchas de esas inquietudes.

       Y celebro sobremanera el positivismo con que Eddie lo hace, en otras palabras, con un análisis científico basado no sobre prejuicios o especulaciones sin fundamentos sino sobre hechos reales, hechos que muestran claramente que entre China y América Latina y el Caribe existe un creciente sentido del destino común por cuanto ambas partes son naciones en vías de desarrollo, que enfrentan oportunidades y desafíos similares en su respectivo esfuerzo por librarse del subdesarrollo y alcanzar un mayor nivel de bienestar para sus ciudadanos y que, trabajando de la mano, compartiendo experiencias y aprovechando bien las respectivas ventajas comparativas para complementarse una con la otra, sobre todo fortaleciendo la interconectividad política, infraestructural, comercial, financiera y humana entre ellas así como con el resto del mundo, tendrán una oportunidad histórica digna de asir para materializar su compartido, largamente acariciado, sueño de prosperidad.

       En otras palabras, la Iniciativa de la Franja y la Ruta del siglo XXI viene a ser una oportunidad de crecer juntos para China y América Latina y el Caribe.

       Dicho esto, tanto Eddie como yo somos conscientes de que sobre este tema todo no es color rosa, que en el camino de avance hay y seguirá habiendo muchos y diversos obstáculos, dado el mundo que nos toca vivir desde hace cosa de un lustro.

       Obstáculos como son las denigraciones y aprehensiones, repito, sin fundamentos o fundadas sobre verdades a medias o mentiras de cabo a rabo, contra la Iniciativa: que si es una herramienta geopolítica de China; que si tiene fines "depredadores", neo-colonialistas, neo-imperialistas, revisionistas y no sé cuántos; que son trampas chinas para endeudar a países indefensos... y así por el estilo, falsedades divulgadas y promovidas por quienes quieren que se piense de la Iniciativa de todo menos lo que realmente es: una iniciativa de cooperación económica internacional, diseñada a apoyar a todos los países en la consecución del desarrollo común; una iniciativa de todos, por todos y para todos; una iniciativa abierta, inclusiva, transparente, anti-corrupción y verde; una iniciativa que no alberga ninguna agenda geopolítica oculta, ni pretende formar bloques cerrados y excluyentes ni imponer términos o condiciones de una parte a las otras; una iniciativa de la cual China no pretende ser, ni mucho menos, la única protagonista, menos un polo versus otro polo o, valiéndome de la otra metáfora, más en boga en Panamá, un elefante en pelea enconada con otro a costa del precioso césped.

       Muy al contrario, China está abierta a cooperar, siempre sobre la base de respeto y beneficio recíprocos, con todos y cada uno de los miembros de la comunidad internacional, en busca de resultados ganar-ganar, transparentes y sostenibles, para el bien común y en favor también de la continua y creciente inserción internacional de China como una fuerza coadyuvante a la paz y a la forja de una comunidad de destino de la humanidad.

       La buena noticia es que el verdadero espíritu de la Iniciativa Franja y Ruta ha sido captado y apoyado por la mayoría de los miembros de la comunidad internacional, de lo cual una elocuente prueba la constituye el éxito del Segundo Foro de Alto Nivel Franja y Ruta para la Cooperación Internacional, celebrado en Beijing, con la asistencia de representantes de 150 países, Panamá entre otros, cerca de 40 a nivel de jefes de Estado o de gobierno, y 92 organizaciones internacionales. A mi juicio, el mensaje más importante de dicho Foro es que la Iniciativa cuenta con creciente comprensión, apoyo y participación internacionales y que, juntando la sabiduría y la voluntad de todos, promete desarrollarse con más calidad y estándar más elevados.

       Dicen que lo bueno, si se repite, doblemente bueno. Un dicho que encaja perfecatamente tanto a la recién mencionada segunda edición del Foro Franja y Ruta como también a la segunda edición del libro de Eddie Tapiero. De modo que damas y caballeros, no se lo pierdan.

       Muchas gracias.

Para sus Amigos :   
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